En el zaguán de entrada de la casa que fue de mi infancia y de mi niñez, y antes también la casa en la que mi abuela Cristiana vivió de soltera con sus hermanos y luego de casada nacieron sus dos hijas y tres de sus cuatro nietos pasaron parte de sus vidas, había entre el artesonado y el arco de medio punto de la cancela que daba paso al patio interior un bellísimo retablo cerámico de la Virgen de los Reyes, pintado de colores delicadamente añiles y enmarcado en unas trabajadas molduras de escayola que trataban de asemejar, al menos la altura así lo favorecía, alguna noble madera.
No me mueve la ingratitud, pues "enano soy a hombros de gigantes", sino la educación del sentido crítico. En una sociedad que nos parece fabricar en serie, como si fuéramos ordenadores o coches, me resisto a ser masa. No es afán de notoriedad, sino de libertad. No son ganas de llamar la atención, sino de ser fiel a mí mismo.
Prefieren creer a juzgar
Como todos prefieren creer a juzgar, nunca se juzga acerca de la vida, siempre se cree, y nos perturba y pierde el error que pasa de mano en mano. Perecemos por el ejemplo de los demás; nos salvaremos si nos separamos de la masa (Séneca, Sobre la felicidad)