Prefieren creer a juzgar

Como todos prefieren creer a juzgar, nunca se juzga acerca de la vida, siempre se cree, y nos perturba y pierde el error que pasa de mano en mano. Perecemos por el ejemplo de los demás; nos salvaremos si nos separamos de la masa (Séneca, Sobre la felicidad)


viernes, 29 de septiembre de 2017

"Oye,¿te has enterado...?" ¿No te han dicho lo que le ha pasado a...?"


¿Cómo es posible que en la sociedad digital de la información lleguemos a ciertas situaciones tan extremas, tan inconsecuentes?

La postverdad es esa mentira con apariencia de verdad que viralmente se expande por las redes sociales en un abrir y cerrar de ojos.

El boca a boca ha existido siempre: en los zaguanes de las escaleras y en las porterías de las casas, en las barras de los bares y en las esperas de las peluquerías...

Pero antes el alcance del alcahueteo era el vecindario, la familia, los círculos de amigos y de conocidos próximos... Claro, el Mundo todavía no era Internet.

Ahora, en cambio, desde que el banco de la plaza pública y la cola de la farmacia se han sustituido por las redes sociales, desde que la gente ya no se asoma a la ventana ni al balcón para ver la calle sino a la "pantalla"... el alcance de la murmuración es el Planeta entero: el chismorreo llega hasta el infinito y más allá.

Hay que ser muy inteligente, muy lúcido y muy seguro de uno mismo, para vivir desconfiando de lo que hoy se dice, de lo que hoy se habla, de lo que hoy se ve y se lee en las pantallas... cuando son tantos -tantos y tantos- los que lo dicen, lo repiten y lo creen.

Esto de la postverdad es el chismorreo y el alcahueteo cibernéticamente elevado a categoría epistémica.

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