Prefieren creer a juzgar

Como todos prefieren creer a juzgar, nunca se juzga acerca de la vida, siempre se cree, y nos perturba y pierde el error que pasa de mano en mano. Perecemos por el ejemplo de los demás; nos salvaremos si nos separamos de la masa (Séneca, Sobre la felicidad)


sábado, 4 de noviembre de 2017

¿Simplemente porque lo sienten así? Después de un día como el de hoy en España (y 3)

El problema no es tanto que, bajo la apariencia de ser libres y plurales, las sociedades "abiertas" de ahora en el fondo sean tan uniformes como cuando eran las sociedades "cerradas" de antes, sino que aquello que ahora las uniforma sea tan estúpido y tan banal. ¿Por qué estúpido y banal? Principio pragmático de estimación: por sus frutos se conocerán.

Las sociedades necesitan "grandes relatos", como los llamó Vattimo, y "pegamentos míticos", como lo llama Harari. La historia de la humanidad, más que ninguna otra cosa, es la sucesión de esos "relatos" y "pegamentos" que han aglutinado y enfrentado sociedades.

El problema no radica en dicha necesidad, sino en que ni todos los "grandes relatos" ni todos los "pegamentos míticos" son de igual calidad. Y en que ahora no han "tocado" unos "relatos" y unos "pegamentos" malos, de transición, que tienden a producir colectividades idiotizadas...

Los "grandes relatos" que circulan hoy son de medio pelo. El que viajen a la velocidad de la "pantalla" gracias a los "señores del aire" no los hace mejores, sino sólo más rápidos.

La medida de la calidad de los "grandes relatos" de los que una sociedad vive, en los que una sociedad vive, para los que una sociedad vive... es la inteligencia de sus individuos, que más que medirla los percentiles, la miden las dimensiones de la cultura que crea.

Resulta muy paradójico que en el momento de la historia en el que el acceso a la educación y a la información es más universal y barato que nunca, y en el momento en el que la ciencia y la tecnología logran cotas tan sorprendentes que eran inimaginables hace bien poco...

Resulta muy paradójico que en este preciso momento las sociedades sean tanto o más acríticas, tanto o más irracionalmente crédulas, que cuando eran sociedades "cerradas", educativamente elitistas, macizamente monolíticas en los principios y en los usos y costumbres...

Por ejemplo, ahora va y dos o tres millones de individuos del nordeste de España hacen de la independencia -en plena era de la globalización, en plena crisis del estado moderno, en plena crisis de la democracia representativa, en plena hegemonía de los criterios financieros en la gobernanza real del Mundo- el "gran relato" y el "pegamento mítico" que les vigorizan el presente y los lanzan al futuro, simplemente porque lo "sienten" así.

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